En el tercer capítulo de Historia del arte y lucha de clases Nicos Hadjinicolaou enfoca su ensayo sobre lo que llama La Historia del Arte como parte de la historia de las civilizaciones. Afirma que desde 1900 surgió la necesidad de recurrir a la personalidad de los productores de las imágenes para poder explicarlas o escribir la historia de lo que él llama la producción de imágenes. Continúa: “Una parte de estas concepciones puede ser reunida bajo la denominación general de historia del arte como parte de la civilizaciones”.
Luego cita a Hippolyte Taine: “(…) para comprender una obra de arte, a un grupo de artistas, es preciso representarse con exactitud el estado general del espíritu y de las costumbres de la época a que pertenecen. Ahí se encuentra la explicación última; ahí reside la causa primitiva que determina el resto (…)”. A continuación dice: “El primer intento que respondía a esta exigencia en vida de Taine fue el de Jacob Burckhardt (…). Con él se inaugura la gran tradición de la Kulturgeschichte, (historia del arte), en un campo casi exclusivo de la ideología burguesa alemana”.
Afirma que los historiadores Fritz Saxl y Erwin Panofsky, austriaco el primero y alemán, el segundo, tenían una posición de clase, citando las palabras pronunciadas por Saxl en una conferencia: “(…) Así, la historia del arte está considerada por (…) la escuela de Warburg en la yo he crecido, como algo más que una simple historia de la visión artística, ya que los investigadores de la escuela Warburg confrontan la obra de arte con los demás documentos históricos del período al que aquélla pertenece”.
Asevera que Panofsky tenía un actitud general ante la historia de la producción de imágenes que se hizo patente por medio de un portentoso conocimiento de la literatura de siete u ocho principales lenguas europeas en sus manifestaciones principales, esto es, poesía, teatro, filosofía, teología, astrología, física, geografía y medicina, de la antigüedad clásica , a través de la Edad Media, hasta nuestros días, y un conocimiento igualmente profundo de las imágenes de todo género, esto es, pinturas, miniaturas, dibujos, grabados, pinturas sobre vidrio, sobre cerámica, etcétera, que le permiten relacionar textos e imágenes, encontrando el “sentido”, por lo general oculto y en todo caso invisible, de una imagen en su “fuente” literaria”.